EPICTETO
ENQUIRIDIÓN O MANUAL

  XVI
 
Cuando veas suspirar a alguno porque su hijo partió de su casa, o por haber perdido lo que poseía, no te dejes vencer de este objeto ni te imagines que aquél sea efectivamente desdichado por la pérdida de estas cosas extrañas. Haz de ti mismo esta distinción y di luego: "No es este accidente el que aflige a este hombre, pues que no toca a otros muchos; lo que le atormenta es la opinión que ha concebido." Consecutivamente, haz todo lo posible para desengañarle y sanarle de esta mala opinión. Y asimismo fingirás estar triste y compadecerte de su aflicción si lo juzgas a propósito. Mas guárdate, sobre todo, que, fingiéndolo, no te entristezcas efectivamente en tu corazón.

XVII

Acuérdate que conviene que representes la parte que te ha querido dar el autor de la comedia. Si es corto tu papel, represéntale corto; y si largo, represéntale largo. Si te manda hacer el papel de pobre, hazle naturalmente lo mejor que pudieres. Y si te da el de príncipe, el de cojo o el de un oficial mecánico, a ti te toca el representarlo y al autor el de escogértele.

XVIII

Si por acaso algún cuervo vuelve a graznar, no te cause alteración. Haz luego en ti mismo esta reflexión: "No grazna por mi este cuervo; puede ser que sea por mi cuerpo o por el poco bien que poseo, o por mi reputación, o por mi hijos y mi mujer; cuanto a mi, no hay nada que no me sea presagio de dicha, porque a mi sólo me toca sacar provecho y utilidad de cuanto sucediere."

XIX

1 Puedes ser invencible si nunca emprendes combate de cuyo suceso no estés seguro y sólo cuando sepas que está en tu mano la victoria.

2 Cuando veas a alguno promovido a dignidades, o favorecido, o acreditado, no te dejes llevar de la apariencia ni digas que es dichoso. Pues la verdadera tranquilidad de espíritu consiste en no desear sino lo que depende de nosotros mismos; no ha de acusarnos celos ni envidia el lustre de las grandezas. No has de tener ambición de ser senador, cónsul ni emperador; conviene que cuides solamente de ser libre; en esto se han de terminar todas tus pretensiones. Un solo medio hay para alcanzarlo, que es menospreciar todo lo que no depende de nosotros.

XX

Acuérdate que no te ofende el que te injuria ni el que te golpea, sino la opinión que has concebido. Cuando alguno, pues, sea causa de que hayas encolerizado, sabe que no es él, sino tu opinión, la que te irrita; por lo cual, conviene estar atento a no dejarte llevar de tu pasión, porque cuanto más presto lo hicieres tanto más fácilmente la domarás.

XXI

Ten cada día delante de los ojos la muerte, el destierro y las otras demás cosas que la mayor parte de los hombres ponen en el número de males. Pero cuida particularmente de la muerte, porque por este medio no tendrás ningún pensamiento bajo ni servil, ni desearás nunca nada con pasión.

XXII

Si tienes designio de perfeccionarte en el estudio de la filosofía, prepárate a sufrir las burlas y las befas de todo el mundo. Dirante; "Cómo te has hecho filósofo de golpe? De donde te viene este severo semblante?" Búrlate de todo como no sea verdad lo que te dicen ni tengas la gravedad de que te reprendan. Compórtate solamente con los que te parecieren mejor, de manera que nada sea bastante a moverte, y queda en esto tan firme como si Dios te lo hubiese ordenado. Si persistes en la misma resolución y quedas constante en el mismo estado, serás objeto de admiración por los que antes se burlaban de ti. Si al contrario, decaes y mudas una vez de resolución, todo lo que has hecho servirá solamente para dar causa a que se redoblen las burlas y los escarnios contra ti.

XXIII

No te complazcas en lo exterior. Conténtate con ser un filósofo en todo. Si, además, quieres parecerlo, parécetelo a ti mismo, y que eso te baste.

XXIV

1 No te embaraces el entendimiento con pensar que no se hará caso de ti, que no recibirás honra alguna. Si el no recibir honra fuese un mal, seguiríase que estaría en poder ajeno el hacernos desdichados, lo cual no puede ser, porque como no podemos caer en el vicio por acción ajena, así no podemos caer en el mal por ajena acción. Depende de ti el tener la soberana autoridad, el ser convidado a los festines y, finalmente, poseer todos los demás bienes extraños? No depende de ninguna manera. Cómo puedes decir que vivirás en ignominia si no gozas de tales cosas? Cómo puedes quejarte que no serás estimado? Pues que debes encerrar todos tus deseos y todas tus pretensiones en ti mismo y en lo que depende de ti, donde te es permitido el estimarte cuanto quisieras.

2 Puede ser, me dirás, si vivo así, que no llegare nunca a estado de servir a mis amigos. ¡Oh, cuán engañado estás! Cómo piensas que se te ha de entender esta proposición? Conviene asistir a los amigos? No quiere decir que se les haya de dar dinero ni hacerlos ciudadanos de Roma, puesto que esto no está en nuestro poder y que es imposible el dar a otro lo que no se tiene.

3 Ya preveo que me responderás que se ha de hacer todo lo posible para alcanzar haciendas y crédito a fin de socorrer a los amigos en las necesidades, pero si puedes mostrarme camino por donde se pueda adquirir esto conservando la honestidad, la fe y la generosidad, te prometo emplear toda clase de medios para alcanzarlo. Si me pides que yo pierda mis bienes por adquirirte otros que no son verdaderos bienes, considera que es injusto y contra razón. Juzga si no debes hacer más caso de un amigo honesto y fiel que del dinero. Haz, pues, lo que puedas para conservarme estas calidades, y nunca me obligues a hacer cosa que sea capaz de hacérmelas perder.

4 Replicarasme que por este medio no harás ningún servicio a tu patria. Pero qué entiendes por estas palabras? Verdad es que no la adornarás con pórticos o baños públicos. No son los herreros los que abastecen la villa de zapatos, ni los zapateros los que le dan las armas; basta que cada uno haga su oficio. Piensas ser inútil a tu patria cuando le das un ciudadano que es hombre honrado y virtuoso? Pues advierte que no sabrías hacerle mayor servicio.

5 Deja de hoy en adelante estos discursos, No digas que no tendrás dignidad alguna en tu ciudad. Poco importa en qué estado te halles como no olvides la honra y la fidelidad. Piensas hacerte útil a tu patria si te apartas de la virtud? Imagina qué provecho sacará de ti cuando te hayas hecho pérfido e imprudente.
 
   
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